La cadena del frío en el transporte y su importancia en la seguridad alimentaria

Cuando se trata del transporte de mercancías perecederas, cobra una gran relevancia la necesidad de mantener la cadena del frío. Por eso, en este artículo, explicaremos su significado y la importancia de respetarla en todo momento durante todo el proceso logístico.

A la hora de distribuir productos, uno de los factores más importantes es asegurar su entrega puntual y en condiciones óptimas. Esto es crucial para alimentos y productos refrigerados, los cuales pueden deteriorarse si no se mantiene una temperatura constante.

Es aquí donde entra en juego el uso del frío y de equipos especializados para garantizar una temperatura adecuada durante el transporte, además de la importancia de las inspecciones ATP para certificar su buen funcionamiento.

Qué es la cadena del frío

La cadena de frío es un sistema que involucra el manejo y transporte de productos que requieren mantenerse a temperaturas controladas y bajas para preservar su calidad y seguridad.

Se utiliza principalmente en la industria de alimentos, productos farmacéuticos y biológicos, y abarca desde la producción hasta la distribución, asegurando que los productos se mantengan en condiciones óptimas para evitar el crecimiento de microorganismos y su deterioro.

Esto se logra mediante el uso de equipos especializados, como refrigeradores, congeladores, empaques aislantes, etc. junto con el monitoreo constante (con equipos termógrafos) de la temperatura a lo largo de toda la cadena.

El frío en este ámbito es el factor clave que debe ser respetado en todo momento, ya que, si falla en algún punto del transporte, la cadena completa se ve comprometida. Los puntos críticos se encuentran en las etapas de carga y descarga, ya que se produce la apertura de las cámaras refrigeradas. Durante estos momentos, es muy importante extremar la vigilancia y seguir los protocolos adecuados para asegurar que la cadena de frío se mantenga intacta y los productos en condiciones óptimas.

En el transporte, los conductores deben supervisar y controlar que la mercancía se encuentre a la temperatura óptima en todo el trayecto, ya sea medicamentos o alimentos refrigerados o congelados.

Componentes que participan en mantener la cadena del frío

Hay tres componentes principales que deben combinarse para garantizar la seguridad en el transporte de productos perecederos: personal, equipos de refrigeración y mantenimiento.

El personal que manipule cargas debe recibir formación y capacitación adecuadas para llevar a cabo su trabajo y respetar las condiciones del transporte. El personal encargado de la descarga debe estar preparado para manejar los palés y los camiones refrigerados sin comprometer la cadena de frío.

Pero lo que nos concierne en REHOVE son los equipos y su mantenimiento.

Equipos para almacenamiento y transporte

Para mantener el frío en cualquier medio de transporte, es imprescindible contar con equipos y maquinaria adecuada de refrigeración. En el caso de los camiones, estos deben estar equipados con elementos como paredes aislantes y sistemas de refrigeración en buen estado.

Existen diferentes tipos de equipos de refrigeración según si el equipo de frio obtiene la potencia de forma autónoma o no (necesita del motor del propio vehículo para producir frio).

Mantenimiento de los equipos

Para que estos equipos funcionen de manera óptima, es fundamental que estén debidamente equipados y se les realice un mantenimiento regular. Ahí entra en juego la importancia de las inspecciones ATP.

La falta de mantenimiento puede ocasionar inestabilidad en la cadena de frío y su mal funcionamiento. Por lo tanto, es necesario revisar los equipos al menos una vez al año o según lo establecido por la legislación vigente y realizar inspecciones periódicas cada 3 años (a partir del sexto año de la fabricación del vehículo) a través de un organismo de control autorizado, como por ejemplo, Rehove.

El frío es el mejor aliado para mantener los alimentos frescos. Sin embargo, es necesario mantenerlo en todo momento durante el transporte para garantizar que los alimentos lleguen en perfectas condiciones a los supermercados y, finalmente, a nuestras mesas.